La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han pedido que se adopten medidas concretas para abordar los problemas de salud mental de la población trabajadora.

Las organizaciones se han unido para editar dos nuevas publicaciones destinadas a abordar la cuestión de la salud mental en el trabajo: Directrices de la OMS sobre salud mental en el trabajo y un informe de política derivado de la OMS y la OIT. Las directrices sobre salud mental en el trabajo se ven reforzadas por estrategias prácticas descritas en el documento de orientación.

El lanzamiento de estas publicaciones se produce después de que una investigación estimara que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo como consecuencia de la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial cerca de 1 billón de dólares.

Las directrices mundiales de la OMS recomiendan que las organizaciones tomen medidas para hacer frente a riesgos para la salud mental como la sobrecarga de trabajo, los comportamientos negativos y otros factores que generan angustia en el trabajo.

La organización también recomendó formar a los directivos para prevenir entornos laborales estresantes y responder a los trabajadores en apuros.

Las directrices aconsejan a los empresarios que incorporen mejores formas de acomodar las necesidades de los trabajadores con problemas de salud mental; propongan intervenciones que apoyen su reincorporación al trabajo; y, en el caso de los que padezcan problemas graves de salud mental, ofrezcan intervenciones que garanticen su incorporación a un empleo remunerado.

Además, el último
Informe mundial sobre salud mental
publicado en junio de 2022, muestra que el 15% de los adultos en edad laboral ha sufrido un trastorno mental.

La organización argumentó que el trabajo amplificaba problemas sociales más amplios que afectan negativamente a la salud mental, como la discriminación y la desigualdad, y el acoso y la violencia psicológica (también conocidos como «mobbing»).

Sin embargo, la OMS subraya que, a pesar de las consecuencias negativas, hablar de salud mental o revelarla sigue siendo un tabú en los entornos laborales de todo el mundo, tal como indican los datos de su Atlas de Salud Mental revelan que sólo el 35% de los países cuentan con programas nacionales de promoción y prevención de la salud mental en el trabajo.

Guy Ryder, Director General de la OIT, afirmó que un entorno laboral seguro y saludable es fundamental. «Tenemos que invertir para crear una cultura de prevención en torno a la salud mental en el trabajo, remodelar el entorno laboral para acabar con la estigmatización y la exclusión social, y garantizar que los empleados con problemas de salud mental se sientan protegidos y respaldados.»

Salud y bienestar de los trabajadores: en cifras

El informe de este año del CIPD y Simplyhealth sobre salud y bienestar en el trabajo…

• La mitad (51%) de las organizaciones adopta un enfoque estratégico del bienestar de los empleados, mientras que un tercio (36%) es «mucho más reactivo que proactivo».

• Como en años anteriores, la salud mental es el foco más común de la actividad de bienestar. El acceso a servicios de asesoramiento y a programas de asistencia a los empleados siguen siendo las prestaciones de bienestar más comunes. El bienestar financiero sigue siendo el ámbito más descuidado

• Casi tres de cada cinco (56%) empleadores incluyen disposiciones sobre salud y bienestar para los padres o cuidadores de niños que trabajan, y algo menos de la mitad (49%) para el duelo, en gran medida o moderadamente.

• La gran mayoría de las organizaciones ofrecen algún tipo de prestación de promoción de la salud. Siete de cada diez (71%) animan a sus empleados a vacunarse (por ejemplo, contra Covid-19) mediante permisos retribuidos, y más de la mitad (53%) ofrecen vacunas gratuitas contra la gripe, al menos para algunos grupos de personal. Como en años anteriores, también se ofrecen pruebas oftalmológicas gratuitas.

• Sólo la mitad (52%) de los encuestados cree que su organización es eficaz en la lucha contra el estrés laboral o en la identificación y gestión de los riesgos para la salud mental derivados de Covid-19 (48%).

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